martes, 28 de agosto de 2012

El silbo del zorzal



En la mañana estival
sube tu canto de amor,
y el agua baja cantando
la festiva plata
sonriente del sol.

En los cedrales la luz,
quema su eterno verdor,
y los helechos recogen
tu silbo que hiere
la umbría de amor.

Se abre tu canto como la flor de laurel,
es el otoño hecho tierra
que entre tu pico
sube a florecer.
Sueño que sueña la lluvia
lágrimas de estrella
que vive en la miel.

Cuando se apague tu voz
en el silencio invernal,
el corazón de los cedros
y el jazmín del monte
la cobijará.

Con tu canto volveré...
tengo en la sangre un zorzal,
que todas las primaveras
el sueño del agua
se despertará.

Se abre tu canto como la flor de laurel
es el otoño hecho tierra
que entre tu pico
sube a florecer.
Sueño que sueña la lluvia
lágrimas de estrella
que vive en la miel.

Zamba de un triste



Al cantar del crespín
en la tarde ardida,
cobriza y azul,
llorará la zamba,
librando en el aire
palomas de sueño y de luz.

Y mi voz surgirá
viva en la madera
de mi guitarra,
cadera de mujer
tocando el herido
destierro de mi soledad.

Muero al amanecer
solo,
tristezas del crespín
silbando bagualas
adentro del monte me voy.

Volveré, sombra ya,
a besar el dulce
calor de tu piel.
Floración virginal,
carne de jazmines,
lunares del amanecer.

Soledad, del querer,
lo que me desvela
la sangre de amor.
Y partir con el sol
sombra de la tierra desnuda,
nocturna y final.



17 - III

Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que pueda prescindir de todo nido.

El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.


jueves, 23 de agosto de 2012

Martín pescador (Rasguido doble)



Tu tienes el pico
mojado de angustias
Martin pescador,
penar de mojarra
llorando a los soles
su denso dolor.

Llegando la noche,
dormitas y sueñas,
tu sueño de amor.
Sobre las espinas
de un amor deshecho...
Martin pescador.

Ladrón del río,
barullero de los montes,
tengas la ausencia
del cariño que fue mío...
porque ese río
se llevo a mi pobre isleña
y mi gurí mientras
creciendo va la espera.

Abatelo al río,
zambúllete y pica...
Martin pescador.
Tal vez me devuelvas,
en tu pico bravo,
mi perdido amor.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Las aves en Trakl




Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
(J. Fijman, Hecho de estampas, Poema VI)


«Hacia delante a otra parte», dice Heidegger[i], es el camino del alma en la tierra. Lo extraño, el alma, peregrina trazando el lugar en el que permanecer como caminante, ocupando un espacio intermedio entre lo conocido que decae inevitablemente y lo desconocido que no es, que deviene en tanto caminar del alma. Entonces, alma no es extraño en la tierra en tanto ajenidad o no familiaridad, sino extraño porque se realiza en el habitar un entre, como espacio de la realización permanente y diferida, camino a otra parte. ¿A un nuevo habitar en el habla? ¿A cambiar la vida? Quizás el camino, diría Trakl, que siguen las aves hacia las hermosas comarcas diferentes.
Cada poema, continúa Heidegger, habla desde la totalidad del Poema Único[ii], que permanece en lo no dicho, atrayendo hacia sí la obra y resguardándola. Pero su resguardo no es hermético ni seguro. Cada poema ilumina con destellos la oscuridad, abriendo a multiplicidades el sentido de lo no dicho. Entonces, la obra de Trakl oscila, los poemas hablan desde lo que se desea decir, aparecen signados por el temblor constante de sus imágenes, precisas y demoledoras, pero con la angustia creciente de aquello que se presiente mas no se nombra por imposibilidad. Reina así una atmósfera aletargada, tenebrosa y enmudecida por un vértigo abismal, oxímoron perfectamente construido: la obra poética de Trakl anuncia en su detenimiento hechos terribles, finales, decadencias. Y así cada poema habla como pilar-fragmento de la arquitectura imposible del Poema Único, ó reunidor.
De este modo el caminar del alma, el trazo de cada poema, no es errabundo e indeterminado. Lo que va hacia delante a otra parte, busca el lugar en el que podrá permanecer en tanto que caminante, en tanto búsqueda desesperada hacia aquello que se aleja continuamente, pero que cada trazo, cada poema, acerca en la necesidad de su conocimiento. O de su avistaje.


Dice Homi K. Bhabba en su introducción a El lugar de la cultura, que «el espacio y el tiempo se cruzan para producir figuras complejas (…) Pues en el más allá reina un sentimiento de desorientación, una perturbación de la dirección», y así, «estos espacios entre-medio (subrayado en el original) proveen el terreno para elaborar estrategias de identidad.»
En su fascinante Vuelo sin orillas, la voz de Girondo se extiende en una búsqueda ilimitada, camino y migración permanente, exilio instintivo y premeditado. Vuelo sobre el mundo material de lo conocido, los placeres, lo fenecido y falso, sobre la desolación de las amargas paredes. Pero vuelo al fin en el que no hay, sin embargo, más que otra abrumadora - y bellísima - desolación. Paradoja inevitable donde la opresión de lo espeso se invierte en «la opresión de lo fluido» y «el reposo asfixiante», y el lugar de los límites pasa a ser ocupado por un no-lugar sideral. Espacio intermedio y desesperado, imposible de abandonar, en el que la no existencia de orillas irrumpe camino permanente, como fuga a toda territorialidad.
El Albatros de Baudelaire también habita, se desplaza, en un entre. Representación de la figura baudeleriana del poeta, mezcla entre pájaro y humano, su casa es el viento pero viaja junto al barco que surca los abismos amargos. Ave solemne, príncipe de las nubes, pero objeto de burla de los marineros, portador de majestuosas alas que son torpes y molestas entre la multitud.
Figuras complejas e intermedias, que cuestionan la idea de límite, y re-significan el espacio a habitar, pues en su andar permanente, más allá de los límites, es donde parece habitar el hallazgo, siempre diferido, de lo diferente.
Territorios que, en Trakl, parecen ser señalados por el enigmático movimiento de las aves.


Por momentos desplazándose en un vuelo prodigioso, otras veces equívoco, carroñeras, chapuceras del hedor de lo muerto, las aves se reiteran obsesivamente en la obra de Georg Trakl. Y apartado, imbuido en una inefable atracción, el poeta contempla sus movimientos como si se trataran de un extraño signo. Desde la lejía del horizonte, se avistan en correlación con el presagio, y su vuelo parece emigrar hacia aquel lugar que, según Aldo Pellegrini, «es para los puros, los auténticos, (…) territorio del silencio y el apartamiento»[iii], territorio en el que surge la poesía. Así las aves parecen ser incansables viajeras hacia lo puro y desconocido que convoca al poeta.
Pero la poesía de Trakl, como lo que habita bajo la tempestad, oscila. Construida sobre la «permanente movilidad de sus símbolos» y con un «lenguaje que se desplaza » (Pellegrini), premonitoria (dado, entiendo, por la lectura del signo de época y su obcecado esfuerzo por nombrarlo), en la que una atmósfera de terrible (in)quietud, desespera a los textos y algo está por ocurrir permanentemente, mas se difiere trémulo y constante, como si el destino de la humanidad dependiera de esos breves instantes eternos y apocalípticos. Oscila porque la putrefacción nombra lo que se está desintegrando, mientras calles desoladas son recorridas por fríos resplandores, animales tiemblan y huyen porque presienten aquello que el humano no, crepúsculos anuncian finales que no llegan (o que parecen llegar, porqué no, en su último poema Grodek), y las aves vuelan hacia lugares hermosos y diferentes, tierras diferidas por el desconocimiento, por la imposibilidad de nombrarlas.
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[i] Martin Heidegger, «El habla en el poema. Una dilucidación de la poesía de Georg Trakl». En «Heidegger en castellano», http://www.heideggeriana.com.ar/. Heidegger toma el verso Algo extraño es el alma sobre la tierra, del poema «Primavera del alma». Según su interpretación, analiza lo «extraño» desde su significado en el alemán antiguo, «Fram», hacia delante a otra parte.


[ii] Si bien no es lo que me convoca en el presente trabajo, es interesante pensar en los términos por Heidegger utilizados en relación con sus adhesiones políticas. Conceptos tan recurrentes como totalidad y Poema Único (sic), tan presentes en su obra, no me permiten continuar el análisis sin detenerme en este breve pensamiento.
[iii] Aldo Pellegrini, Poemas. Georg Trakl. Corregidor. 2009. Buenos Aires.

lunes, 6 de agosto de 2012

A dónde te vas paloma



¿A dónde te vas paloma?
¿Por qué abandonas el nido?
Es que si la noche asoma,
se te oscurece el camino.
Mis manos no te abandonan
y mis pasos te persiguen.
Mis ojos siempre te lloran
¿Por qué paloma me afliges?

Sin ti la vida no es vida
y hasta respirar me duele
si tengo el alma perdida
el corazón desfallece.
Paloma de mi alegría
te robaste las estrellas,
sale la luna y no brilla,
la noche es manto de penas.

La cruz en que me has clavado
está entre el cielo y la tierra
y no hay un corazón humano
ni ser divino que entienda.
Regresa yo te lo ruego,
no importa que te hayas ido
mi corazón es el fuego
donde se quema el olvido.

Con el alma te persigo
y mi embelezo es cantarte
soy yo el que pierde el camino
porque no puedo alcanzarte,
¿Adónde te vas, paloma?
¿Porqué abandonas el nido?
Es que si la noche asoma,
se te oscurece el camino.

jueves, 2 de agosto de 2012

Halcón en reposo


Me poso en lo alto del bosque con los ojos cerrados.
Inacción. No hay fantasías engañosas
entre mi cabeza ganchuda y mis patas ganchudas.
O bien, dormido, ensayo muertes perfectas y como.

¡Qué prácticos son los árboles altos!
La levedad del aire y el rayo del sol
son ventajas para mí.
Y la Tierra me muestra su rostro para que lo lo inspeccione.

Mis patas se cierran sobre la áspera corteza.
Hizo falta toda la Creación
para producir mis patas y cada una de mis plumas:
ahora agarro la Creación con mis patas.

O me elevo y hago girar todo despacio.
Mato donde quiero porque todo es mío.
No hay sofisma en mi cuerpo:
mis modales consisten en arrancar cabezas, son el subsidio de la muerte.
Porque la única ruta de mi vuelo pasa directamente
a través de los huesos de los vivos.
No hay argumentos que legitimen mi derecho:

el sol va detrás de mí.
Nada ha cambiado desde que empecé.
Mi ojo no ha permitido ningún cambio.
Y voy a hacer que todo siga así.